Congost de Montrebei y pasarelas de Montfalcó
El desfiladero de Mont-rebei es el último gran paso estrecho que se mantiene casi intacto en Catalunya. Los otros grandes desfiladeros tienen presas de embalses, carreteras, etc. Por ello, es casi un milagro que el desfiladero de Mont-rebei haya llegado "virgen" hasta nuestros días. De hecho, las amenazas de construir una presa son constantes. Además, las vistas desde Montfalcó permiten contemplar una panorámica sensacional del Montsec, pasando por dos pasarelas vertiginosas. En suma, una combinación muy interesante de un lugar en el que a menudo pasamos de largo para ir al Pirineo.
- Dificultad: fácil. La ruta hasta el Congost es asequible para casi todo el mundo. La subida hasta el Montfalcó quizás se podría calificar de dificultad moderada ya que es más larga y tiene más desnivel, pero está perfectamente acondicionada. Sólo se desaconseja las pasarelas de Montfalcó en caso de sufrir vértigo ya que se pasa por unas escaleras muy aéreas.
- Desnivel: 854 metros acumulado de subida.
- Tiempo: entre 6h y 7h según ritmo
- Kilómetros: 17 km
Variantes: tradicionalmente esta ruta también se ha hecho desde la ermita de la Pertusa, en la Noguera, encarando el desfiladero en dirección Norte hasta el puente colgante. Si tenemos la opción de dejar un coche a cada lado del desfiladero puede ser una buena idea empezar a Montfalcó y terminar en el aparcamiento de la Masieta.I si todavía se quiere más, se puede ir a Montfalcó y luego hacia la Pertusa.
Observaciones: el track del GPS no coincide con el camino real en el tramo más estrecho del desfiladero de Mont-rebei, ya que en este punto tan encajonado hay poca cobertura (no hay pérdida).
Salimos desde el aparcamiento de la Masieta, en la vertiente norte del Montsec. Para llegar necesitaremos subir hasta el Puente de Montañana y allí tomar la carretera hacia Tremp. Tras atravesar el río veremos un desvío a la derecha que indica el desfiladero de Mont-rebei. Seguimos esta carretera asfaltada durante 8 kilómetros y ya encontraremos la entrada al aparcamiento donde tendremos que pagar ceremoniosamente una pequeña tasa para entrar. (También podemos aparcar al lado de la carretera y hacer el trozo a pie).
Desde el aparcamiento salimos por el lado de la caseta de información con una pista forestal señalizada desde un primer momento con marcas de GR y suficientes indicadores y caminantes como para que pueda guardar el GPS en el bolsillo durante toda la ruta.
Al cabo de pocos pasos de haber comenzado, llegamos a una bifurcación. Si el nivel del pantano de Canelles es bajo, el camino de la derecha nos ahorrará algo de desnivel y puede ser un poco más directo. Pero el día que fuimos sólo se podía pasar por el camino de la izquierda, el llamado Camino de los canchales.
Seguimos pues allá y el camino va a buscar el margen del pantano para continuar en dirección al desfiladero de Mont-rebei. A nuestra derecha (si el pantano está lleno), veremos como el camino se hunde en el agua y al otro lado, se alza el Castillo de Girbeta, que más adelante veremos que está colocado en un punto estratégico.
Llegamos al punto más alto de este camino de los canchales y ahora bajamos con bastante pendiente hacia el Barranc Fondo. El camino tiene un empedrado bastante sólido que evita precisamente que toda la ruta se convierta en una gran tartera. Al final de todo del camino, coincidimos con la otra ruta que venía del pantano y pasamos el puente colgante por sobre uno de los extremos del pantano. Continuamos allá y empezamos a enfilar el desfiladero de Mont-rebei, con los primeros tramos entre la roca. Hasta la entrada del desfiladero tendremos andados unos 30-40 minutos.
A partir de aquí la ruta es muy espectacular. La construcción de la presa del pantano de Canelles obligó a abrir un camino a pie en los años 80 para poder conectar los dos lados de la montaña que el pantano separaba. Cuando el nivel del pantano es bastante bajo, se ve perfectamente un segundo camino excavado unos metros más abajo y que era la ruta originaria del desfiladero de Mont-rebei. Actualmente queda en el agua cuando el pantano está bastante lleno pero si hay poca agua, puede atravesar primero el desfiladero por un camino y volver por el otro.
El desfiladero tiene unas riscos muy verticales que caen a plomo más de 500 metros. La Noguera Ribagorçana se ha encargado de excavar esta cicatriz casi imposible en el Montsec. El camino dentro del desfiladero es suficientemente ancho como para que no haya problemas cuando coincidís con otras personas. Además, hay un cable de mano de seguridad por si no lo veis claro, pero prácticamente no lo usaremos. Vale la pena detenerse unos momentos en algún banco y contemplar la hilera de personas recorriendo este camino inédito.
Una vez superado el desfiladero, se abre ante nosotros la Noguera y el pantano de Canelles. El camino sube moderadamente y se iría subiendo hacia la sierra del Mill para ir a terminar en la famosa ermita de la Pertusa (todo con marcas de GR). Nosotros lo dejaremos luego encontramos el indicador que nos marca la ruta hacia el Camino Natural de Montfalcó (ya veréis que de natural tiene poco) y que se desvía hacia la derecha y empieza a bajar con peldaños. Hasta ahora llevamos unos 4 kilómetros y para llegar al albergue de Montfalcó habrá que hacer unos 4 kilómetros más.
Bajamos pues por este sendero con varios peldaños de madera hasta llegar al nivel del pantano de Canelles. Atravesamos el embalse por uno de sus puntos más estrechos, el desfiladero del Seguer, donde se ha instalado un segundo puente colgante que conecta Cataluña con Aragón. Desde aquí, la vista de la vertiente sur del desfiladero de Mont-rebei es impresionante.
Ya en la vertiente aragonesa, empezamos un tramo de subida moderada por una zona rocosa. De nuevo, se han instalado escalones de madera que nos irá bien en seguir ya que el terreno es muy rocoso y la roca es bastante lisa. Pero los montañeros más puristas, quizás verán que este trazado es muy artificial. El camino serpentea hasta alcanzar un punto de la cresta donde nos encontramos otro de los grandes alicientes de la ruta: las pasarelas de Montfalcó.
Se trata de dos tramos de escaleras de madera que remontan un risco que sino sólo estaría reservado a los escaladores. El carácter aparatoso de estas escaleras que ocupan completamente el risco puede herir nuevamente la sensibilidad de los montañeros más puristas, pero lo cierto es que son un reclamo para muchos turistas y excursionistas.
De ida hacia Montfalcó tendremos que hacer las dos pasarelas de bajada, con lo cual, tendremos un importante patio a nuestros pies y quizás no es la mejor ruta para los que sufran de vértigo. Superado el primer tramo, seguiremos por el camino bien marcado, primero en bajada y después en subida hasta llegar al segundo tramo al cabo de unos 15 minutos. Esta segunda pasarela es menos vertical que la primera y atraviesa un risco en bajada. Eso sí, si miramos abajo, veremos que tenemos el pantano a nuestros pies.
Superado el segundo tramo de escaleras ahora enfilamos el camino que sube hacia el albergue de Montfalcó. Este tramo de unos 45 minutos y poco más de 2 kilómetros salva un desnivel de cerca de 300 metros. Se trata pues, de la subida más importante de toda la ruta, y sin ser un desnivel extraordinario, sí que nos hará sudar sobre todo si vamos en verano.
El camino natural de Montfalcó finalmente deviene natural después de haber superado las dos pasarelas y empieza planeando con suave subida por un bosque de pino típicamente de interior. Al cabo de un rato se llega al Corral de la Viña, una antigua construcción en medio del bosque. Medio kilómetro más allá se pasa por el Barranco de la Sierra y el camino comienza a subir decididamente hasta llegar a la Fuente de Montfalcó.
Desde allí, sale una pista forestal que subiría más suavemente hasta el albergue, y si seguimos por el camino de donde veníamos, llegaremos al albergue de Montfalcó en cuestión de 15 minutos. Una vez aquí es imprescindible la visita a la ermita de Santa Quiteria, a unos 10 minutos del albergue.
Tomamos un camino a mano izquierda que remonta hasta la cresta de la sierra de Santa Quiteria, donde encontramos una ermita en un lugar casi imposible (nos recuerda bastante la ermita de la Pertusa). Tanto el lugar donde se sitúa el templo como las vistas que hay hacia el desfiladero de Mont-rebei hacen imprescindible detenerse unos momentos a contemplar el espectáculo. Y hacia el otro lado, el pantano de Canelles domina un espacio natural casi virgen en el que no hay prácticamente nada. Ni masías, ni pueblos, ni siquiera pistas forestales. Todo lo domina el silencio.
De vuelta de la ermita de Santa Quiteria, desharemos el camino de ida hacia el albergue, luego hacia las escaleras -ahora de subida- hasta encontrar el camino del desfiladero de Mont-rebei. Como hemos dicho, si el nivel del pantano es bajo deberíais volver por el antiguo camino, que se desvía unos metros más abajo del actual.
Autoría texto y fotografías: Sergi Boixader
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