De sur a norte, historias de museos
Adentrarse en un museo, es un hecho que siempre ha dado lugar a aquellas ideas prefijadas de aburrimiento, de silencio, pero con los años, el paso del tiempo y la modernidad, los museos han ido adaptándose a las nuevas etapas y, hoy en día, adentrarse en un museo es mucho más que pasar por pasillos silenciosos, hoy, los museos se nos acercan a contarnos al oído esas historias, anécdotas y hechos que viviremos con unos ojos bien distintos.
Y esta es la propuesta que os ofrecemos en esta ruta. Una ruta que nos llevará por unos museos de estos actuales, de los que nos dejan ver el pasado desde un agujero. Donde explican aquellos secretos que, como debe ser, escuchamos con atención para no perdernos detalle.
Si decide visitar la ruta de los Museos, consulte las actividades que prepara cada museo.
Museo de la Vida Rural
Para empezar esta ruta nos dirigimos hacia una población que ya hemos visitado otras veces, Espluga de Francolí, donde encontramos cuevas, bodegas modernistas y la proximidad de la Ruta del Cister.
Hoy, sin embargo, nos centramos en la historia de nuestro pasado más cercano. Hoy vamos a ver cómo era la vida en el mundo rural y, por ello, visitamos el Museo de la Vida Rural (MVR).
Este museo nos muestra una recopilación de herramientas y utensilios que han servido a nuestros antepasados para trabajar la tierra, iniciar distintos oficios y reivindicar sus importantes tareas en los pueblos y aldeas de nuestra tierra.
El museo nos invita a conocer las tareas que, hace más de 70 años, eran el día a día de un campesino, de un padre, de un pastelero, de un maestro, de un cafetero, de una hilandera, etc.
Los valores del MVR
El Museo de la Vida Rural tiene en cuenta los recursos de las tierras catalanas que han permitido hacer los trabajos de una forma ancestral, la evolución y el "ir haciendo" de la vida y la perseverancia de las personas que vivieron en tiempos pasados. Por ello, ha remarcado claramente tres valores que son constantes en la visita.
Por un lado, tenemos la materia. Esto explica que no sea un museo virtual, sino tangible, en el que se pueden ver y palpar las cosas como son, las herramientas, los instrumentos, todo lo que forma parte del mundo material.
Por otro lado, encontramos el tiempo. Esta pieza tan valiosa que no se puede comprar ni vender, sólo se puede disfrutar o dejar pasar. Este tiempo que es sabio porque nos enseña que él mismo es un elemento de sabiduría, experiencia y conocimiento y que no es un elemento superfluo, sino más bien del todo esencial.
Y por último, está el valor del esfuerzo. Este valor tan nuestro, tan presente en nuestro día a día. Este esfuerzo que es la base de toda evolución, de todo progreso y que en el mundo rural ha sido de vital imporancia para convertirse en lo que es hoy en día. Un símbolo de modernidad y avance.
Cuevas de la Espluga de Francolí
Ya que estamos en L'Espluga de Francolí, se nos hace obligada la visita a las cuevas que encontramos en la población.
Estas cuevas son una muestra clara del paso del hombre por este espacio. Su formación es natural y se ve como era el día a día de la gente desde el paleolítico a través de recreaciones virtuales y reconstrucciones de escenas cotidianas de un poblado neolítico.
Su visita sin embargo, no se queda en un paseo por la historia, sino que va más allá para los atrevidos en la materia espeleológica, ya que se ofrece un recorrido por galerías insólitas y el río subterráneo que, al salir, recibe el nombre de Francolí.
Aún así, la visita a las Cuevas de la Espluga de Francolí es obligada tanto para los aventureros como para los que no lo son tanto.
De camino a Lleida
Una vez visitado el Museo de la Vida Rural y las Cuevas de la Espluga de Francolí será un placer pasear por el pueblo y descubrir aquellas sorpresas que nos depara. Ya sea desde el punto de vista arquitectónico, paisajístico, gastronómico o vinícola.
No será sobrante para el paladar, una degustación de vinos o dulces, como tampoco lo será una bocanada de aire de la Conca de Barberá mezclado con aquel sabor de Costa Dorada.
Y una vez respirado el aire de las regiones, nos adentramos hacia la tierra ferma. Allí donde la niebla yace con calma, pero donde también respira paciente el arte y la pintura.
Para ello, nos dirigimos al Museo de Lleida donde encontraremos una recopilación de obras arqueológicas, tapices, mobiliario, pinturas y otros objetos que harán viajar desde la antigüedad hasta la actualidad. ¿Os animáis?
Museo de Lleida: diocesano y comarcal
El Museo de Lleida une las dos vertientes que clarifican su nombre. Aquella que engloba los elementos eclesiásticos y la que aporta los vestigios de la comarca del Segrià.
Esta unión ha hecho que su fondo sea más completo y difunda la cultura del territorio como un elemento protagonista.
Y, la visita de este museo hace que miremos la zona con una mirada distinta, más compleja de lo que en un principio podríamos esperar. Este museo nos lleva de la mano por toda la Historia.
Iniciamos la visita al Paleolítico y Neolítico y la acabamos en la época del Renacimiento y el Barroco, pero nos hace viajar por el curioso estado ilerget, por Roma y el Al-Andalus, sin dejar de lado la edad de bronce y la del hierro, la antigüedad tardía y el arte románico y gótico.
Además, el Museo de Lleida suele sorprender a sus visitantes con sus exposiciones temporales.
La actual sede del Museo de Lleida tiene este carácter moderno y a veces cuesta creer que tiene integrada una parte de la antigua Casa de la Misericordia de la ciudad, así como la antigua iglesia del convento de los carmelitas descalzos.
Sólo su participación en las exposiciones nos dejan una muestra clara de este hecho.
La iglesia de San Lorenzo
La iglesia de San Lorenzo es uno de los elementos emblemáticos de la ciudad de Lleida. Su visita es obligada para los amantes de la escultura y otras artes.
Fue construida durante el siglo XIII y reformada durante los siglos siguientes (XIV y XV). De su interior destacan los trabajos en piedra de los retablos realizados por artistas como Jaume Cascalls y Bartomeu de Robió.
También hay que destacar las obras que forman parte del Museo de Lleida, tanto escultóricas como pictóricas.
La iglesia de San Lorenzo se puede visitar de forma guiada para conocer, tanto el propio edificio como las obras que acoge.
Paseo por Lleida
Una vez terminada la visita existe la posibilidad de perderse por la ciudad o acercarse a La Seu Vella de Lleida, pero si antes se quiere hacer una pequeña parada, el mismo museo dispone de un café donde disfrutar del entorno y digerir todo lo que uno ha descubierto con calma.
Y, si por aquellas casualidades de la vida, la visita coincide con alguna de las celebraciones de la ciudad, aun es más sencillo dejar pasar las horas para disfrutar de los sabrosos caracoles o de los vinos de la zona o, incluso, de las fiestas y su gente.
Pero cuando lo creamos conveniente, continuamos la ruta. La próxima parada será un poco más lejos, en el Pallars Sobirà.
Ecomuseo de las Valls d'Àneu
Para visitar el Ecomuseo de las Valls d'Àneu no nos dirigimos a un único punto concreto, ya que este museo está abierto. Es un museo repartido por distintos puntos de varios pueblos de Àneu.
Estos centros patrimoniales permiten conocer la realidad del territorio de Àneu, tanto cultural como natural, y dan una visión del pasado y del presente de la zona.
Los espacios que conforman el Ecomuseo son distintos, ya que encontramos desde iglesias hasta castillos, pasando por elementos de la guerra civil o talleres artesanales.
Para dejar constancia de lo que encontramos, hacemos un recorrido que nos muestra brevemente lo que podremos descubrir, a nuestro paso, por los distintos puntos.
Espacios del Ecomuseo de las Valls d'Àneu
Casa Gassia: esta casa ubicada en la población de Esterri d'Àneu es una muestra clara de la vida cotidiana en nuestra tierra. Esta casa fue construida en el siglo XVIII, pero en ella veremos las costumbres alimentarias, de trabajo y de las tareas domésticas de una familia pallaresa. Y todo ello, nos hará pensar en cómo han cambiado las cosas en pocos años...
Aserradero de Alós: muestra el proceso de una de las tareas más características del Pirineo y del aprovechamiento de sus bosques. A través de soportes fotográficos y visuales es fácil ver la transformación del árbol en mesa.
Quesería la Roseta de Gavàs: todo un placer para el paladar son los productos que salen de esta quesería característica de la zona. Aparte del queso, también se elabora tupí y requesón. Todos estos productos son una muestra de lo que se hace en estas tierras.
Conjunto Monumental de Son: campanario, cementerio, torre del reloj y el retablo del interior forman parte de este conjunto monumental al aire libre que se abre a casi 1.400 m de altitud.
Castillo De Llort: sobre un peñasco de 300 m de altura encontramos los restos de lo que fue el Castillo de Llort. Hoy en día, sólo podemos ver una parte de lo que fue una torre cilíndrica de defensa.
Castillo de Valencia de Àneu: los restos arqueológicos del castillo dominan el Valle de Àneu. Desde este punto estratégico, era evidente el control que ejercía sobre la zona y son muestra las migajas de historia que han perdurado hasta hoy en este cerro.
Los búnkeres de la Guingueta d'Àneu: zona natural de frontera, esta fue utilizada para la construcción de la "Línea P" que servía como elemento de defensa en el caso de un ataque a través de las montañas. Aunque nunca fueron utilizados, sí fueron mantenidos hasta los años 80.
Iglesias del Ecomuseo de las Valls d'Àneu
San Juan de Isil: iglesia románica alejada del núcleo de población. Tiene destacables elementos escultóricos que uno no se puede perder, como tampoco, las marcas que ha dejado el fuego de las fallas de las celebraciones que se realizan la noche de San Juan.
San Julián de Unarre: es una iglesia peculiar por el conjunto que muestra. Estilo barroco, pinturas del siglo XIX, campanario de base cuadrada con cubierta de sombrero de bruja... Todos estos elementos atraen la atención de todo aquel que se acerca.
San Pedro de Sorpe: esta iglesia destaca por su gran transformación con el paso de los años. Ha pasado de ser un edificio de 3 naves a tener sólo una, y éste es sólo uno de los muchos elementos que se han modificado.
Sant Pedro del Burgal: formaba parte del monasterio carolingio que había instalado en este punto y que luego se convirtió en abadía benedictina femenina y, más tarde, en priorato masculino.
Santa María de Àneu: lo más destacable de esta iglesia es la gran muestra de pinturas murales que encontramos en su interior. Están atribuidas al Maestro Pedret y podremos ver un gran repertorio que muestra elementos que no son típicos de las normas tradicionales de la época.
También te puede interesar: Vamos de museos por Cataluña
Qué hacer
Museu de Lleida: diocesà i comarcal
LleidaEl Museo de Lleida reúne colecciones centenarias de diferentes épocas, desde la…
Ruta Templera i Hospitalera
L'Espluga de FrancolíDescubre la Espluga de Francolí a través de un recorrido por el…
MónNatura Pirineus
Alt Àneu (a 3.7 Km)Estancias y actividades dirigidas a todo tipo de público con una misión…
Dónde comer
Roch Hotel - Restaurant
Sort (a 19.9 Km)Pequeño hotel Rural de carácter familiar, muy acogedor donde sus propietarios (Xavi…
El Dien Restaurant
Vallfogona de Balaguer (a 21.4 Km)Nos gusta cocinar, y nos gusta que nuestros clientes reciban en la…
Dónde dormir
Hotel Lo Paller
Alt Àneu (a 1.4 Km)Hotel de Montaña, situado en el pueblo de Valencia d'Àneu, a medio…
Hotels Ibis Lleida
Lleida (a 1.5 Km)Nuestro Ibis hotel en Lleida se integra en la zona comercial de…
Hotel i hostal Vall d'Àneu
Esterri d'ÀneuDos edificios diferentes que podrá disfrutar al 100%, de igual manera si…
Càmping Capfun Serra de Prades
Vilanova de Prades (a 13.2 Km)En medio del corazón de la naturaleza, el camping Prades se encuentra…