Museu MEAM Barcelona
Decía el músico y pensador Stephen Nachmanovitch que una obra de arte es un umbral, un lugar de paso entre lo que comprendemos y lo que apenas intuimos. En ese cruce entre lo visible y lo invisible, entre la experiencia cotidiana y la dimensión profunda de la vida, se sitúa el arte figurativo. Y es ahí donde el MEAM encuentra su razón de ser.
En un tiempo dominado por la aceleración, la saturación visual y la dispersión del sentido, el arte figurativo nos exige detenernos, mirar con atención y volver a escuchar el lenguaje silencioso del cuerpo, del gesto, de la materia y de la mirada. Lejos de ser un eco del pasado, la figuración es un terreno fértil, contemporáneo y vivo, capaz de hablarnos con claridad y emoción sobre el mundo que habitamos.
El MEAM nace con un propósito inquebrantable: ser un espacio dedicado al arte figurativo creado por artistas vivos, un hogar para la creación honesta, para la artesanía consciente, para la exploración plástica de lo humano.
No creemos en los límites académicos ni en las jerarquías impuestas por las modas. Apostamos por la pluralidad estética, por la convivencia de estilos, por la libertad expresiva dentro de la figuración. Desde el realismo más minucioso hasta la fantasía simbólica, desde el retrato intimista hasta la escena narrativa o el cuerpo transformado por el sueño o la emoción: todo tiene lugar en nuestras paredes si hay verdad en la obra.
Creemos que el arte figurativo no necesita defenderse, pero sí ser visibilizado. En un panorama artístico global donde a menudo se margina lo técnico, lo emocional o lo narrativo, apostamos por devolver a la figura humana y a su universo simbólico el lugar central que merece. No como una nostalgia del pasado, sino como una herramienta poderosa para mirar el presente con profundidad. Reivindicamos el valor del trabajo bien hecho, el tiempo invertido, la evolución del oficio. Cada obra figurativa es fruto de una entrega prolongada: tiempo detenido que se convierte en imagen, en atmósfera, en revelación. En la precisión del trazo y en la intuición del color, el artista pone en juego no solo su técnica, sino también su alma.
El arte figurativo habla todos los idiomas. No exige decodificación ni intermediarios. Apela directamente a la experiencia, a la memoria, al cuerpo, a la emoción. Por eso creemos en un museo abierto, inclusivo, sin elitismos ni pretensiones, donde cualquier visitante pueda encontrar un reflejo, una pregunta, una emoción compartida.
Queremos que el MEAM sea un lugar donde el arte se experimente como algo vivo, cercano y necesario. Donde el espectador no se sienta juzgado por lo que sabe, sino acogido por lo que siente.
El MEAM es más que un espacio expositivo. Es un punto de encuentro entre generaciones, una plataforma para creadores emergentes y consagrados, un archivo visual del presente y una apuesta por el futuro de la figuración. Nuestra colección dialoga constantemente con nuevas obras, nuevos lenguajes, nuevos mundos interiores.
Escuchamos al tiempo, no para seguir sus caprichos, sino para leer sus síntomas. Creemos que el arte figurativo puede —y debe— ser testimonio, consuelo, crítica y celebración. Un espejo complejo, honesto y vibrante de lo humano.
