Les Masies de Roda
Entre suaves colinas y meandros del río Ter, Las Masías de Roda se extienden como un mosaico de naturaleza, masías históricas y pequeños núcleos habitados que mantienen viva la esencia rural de Osona. Situado a tan solo seis kilómetros de Vic, este municipio de unos 700 habitantes combina tradición, paisaje y calidad de vida en un entorno que invita a la calma y al descubrimiento.
Con una superficie de 16,38 km² y una altitud de 467 metros, el término rodea casi por completo al municipio vecino de Roda de Ter, con quien comparte historia y vínculos ancestrales. Limita con Santa Maria de Corcó al norte, Tavertet y Vilanova de Sau al este, Tavèrnoles al sur, Gurb al oeste y Manlleu al noroeste.
Las Masías de Roda ofrecen al visitante una combinación única de patrimonio histórico, naturaleza e identidad rural, donde cada masía cuenta una historia y cada camino conduce a un rincón de paz.
Un pueblo de masías y vecindarios
El municipio toma su nombre de su propio carácter: está formado mayoritariamente por masías dispersas y por cuatro pequeños núcleos de población —las Cases Noves, l'Esquerda, Fontanelles y el Vicenç— que reúnen cerca de la mitad de los habitantes.
En las Cases Noves, con unas 80 casas y unos 200 vecinos, se concentra buena parte de la actividad cotidiana del municipio. L'Esquerda, con unas 20 viviendas, es un barrio íntimo y lleno de historia, vinculado al yacimiento arqueológico del mismo nombre. Fontanelles y el Vicenç, más recientes, se desarrollaron durante el siglo XX y mantienen un ambiente familiar y tranquilo.
El resto de la población vive en masías y casas aisladas, auténticos testimonios del pasado agrícola de la zona. Entre las más emblemáticas se encuentran Bac de Roda, Can Boixeda, Masdemunt, la Mesquita, Mas de Salou, Puigcendre o la Serra dels Munts. Muchas de ellas se remontan a la Edad Media y han sido restauradas respetando su arquitectura tradicional.
Este poblamiento disperso ha configurado una forma de vida propia, basada en la proximidad con la tierra, la comunidad y el respeto por el paisaje.
Actividad económica y vida rural
La actividad principal del municipio sigue siendo la agricultura y la ganadería, especialmente porcina y bovina. El río Ter tiene un papel fundamental: ha modelado el relieve, ha fertilizado las tierras y ha determinado las actividades económicas y sociales del territorio.
En sus orillas se levantaron colonias industriales como Salou y Còdol Dret, hoy en silencio, pero que durante el siglo XIX y buena parte del XX fueron motores económicos y focos de innovación textil. Aún hoy, los restos de aquellas colonias evocan una época de efervescencia industrial que transformó la vida rural.
El Ter también ha marcado la agricultura de secano y de regadío, las tradiciones e incluso la manera de entender el tiempo y el paisaje. En las llanuras occidentales se cultivan cereales, forrajes y patatas, mientras que en las zonas de relieve más abrupto dominan los robledales, encinares y pinares de pino rojo.
Este equilibrio entre actividad agrícola, naturaleza y patrimonio ha hecho de Las Masías de Roda un ejemplo de armonía rural en pleno siglo XXI.
Entorno natural y paisaje
Las Masías de Roda son un municipio ideal para los amantes de la naturaleza y el senderismo. El paisaje cambia según la altura y la orientación: al oeste, las tierras son llanas y cultivables, mientras que al este el terreno se vuelve abrupto y espectacular, especialmente en la zona del meandro de Casserres formado por el embalse de Sau.
Aquí, los robledales de roble martinense, los bojes, los encinares y los bosques de ribera crean un mosaico de verdes intensos y sombras suaves. Los caminos que bordean el río permiten descubrir rincones de gran belleza y panorámicas que unen el paisaje natural con el patrimonio histórico.
El Parque Natural de las Guillerías-Savassona y la proximidad con el pantano de Sau convierten el municipio en una puerta de entrada privilegiada al espacio natural del Alto Valle del Ter.
Una historia compartida con Roda de Ter
La historia de Las Masías de Roda es antigua y profunda. Sus orígenes se remontan a los tiempos íberos y medievales, como demuestra el yacimiento arqueológico de l'Esquerda, uno de los más importantes de Osona. Situado sobre un acantilado que domina un meandro del Ter, este asentamiento fue ocupado por íberos, romanos y después por comunidades medievales hasta el siglo XV.
Durante siglos, el territorio formaba parte del pueblo de Sant Pere de Roda, junto con el núcleo urbano que hoy es Roda de Ter. Las diferencias sociales y económicas —entre la nobleza rural de las masías y la burguesía industrial del núcleo urbano— motivaron la separación.
El 15 de julio de 1805, tras un acuerdo mutuo, se formalizó la división del municipio en dos entidades independientes: Roda de Ter y Las Masías de Roda. Desde entonces, el municipio celebra cada año esta fecha con actos conmemorativos y culturales que refuerzan su identidad propia.
La historia más reciente también ha dejado su huella. En 1978, el Parador de Turismo de Sau, dentro del término de Las Masías, acogió parte de los trabajos de redacción del Estatuto de Autonomía de Cataluña, aprobado al año siguiente. Este episodio situó al municipio en el mapa político del país.
Lugares de interés
Castillo de s'Avellana
Documentado desde 1067, este antiguo castillo-fortaleza conserva restos de muros, una escalera y la base de una torre. Las murallas se aferran a dos grandes peñas unidas por una llanura superior: tanto la roca como la planta del recinto son alargadas, como un barco con una proa pronunciada al este y un ángulo más suave al oeste. Situado tras el Puig de Conangle, sobre un extremo rocoso muy próximo al río Ter, ofrece vistas espectaculares sobre la Plana de Vic y los bosques de Savassona. El acceso se realiza a pie por el camino señalizado; no está permitido abandonarlo ni entrar en propiedades privadas.
El pantano de Sau y la península de Casserres
En el término de Las Masías de Roda, el ámbito del pantano de Sau se extiende desde la vertiente occidental de la península de l'Esquerda hasta la oriental de la península de Casserres, donde se encuentra el límite municipal. Dentro del Espacio Natural de las Guillerías-Savassona, el visitante descubre una alta biodiversidad: riscos, bosques mixtos y una mezcla de vegetaciones mediterráneas y eurosiberianas que cambian con las estaciones. Es un punto de partida ideal para itinerarios interpretativos y panorámicas de agua y roca.
El Ter: el meandro del Gelabert
El río Ter da forma y personalidad al paisaje local. Sus meandros cerrados, como el del Gelabert, dibujan un entorno singular donde conviven bosques de ribera, choperares, campos de cultivo, pozos, esclusas y restos de antiguas fábricas y colonias. Es también una zona de observación de aves: se puede avistar el cormorán grande, invernante procedente del norte y centro de Europa. El GR-210 Camino junto al Ter sigue el curso del río y atraviesa el municipio: es perfecto a pie o en bicicleta para disfrutar de la flora y la fauna. El tramo local forma parte del proyecto del Grupo de Defensa del Ter, que une el nacimiento del Ter con la desembocadura en Torroella de Montgrí.
Ermita de San Salvador d'Horta
Vinculada a la antigua colonia textil de Còdol Dret (1862–1964), hoy sumergida bajo las aguas del pantano de Sau, es la construcción religiosa más pequeña del municipio (con capacidad para unas cuarenta personas). Construida a finales del siglo XIX, fue el oratorio de la colonia y sigue siendo muy querida por los vecinos: en ella se celebraban bodas, bautizos y primeras comuniones. La rodea un bosque que, con niveles de agua variables, ofrece un paisaje muy hermoso y cargado de memoria.
Ermita de Santa Magdalena de Conangle
De origen románico (en torno al 1231), ha sufrido modificaciones a lo largo de los siglos. Actuó como castillo defensivo, fue monasterio de monjas agustinas, santuario de ermitaños y, según la tradición, refugio de bandoleros. El lugar es rico en leyendas —en torno al pozo y al Santo Cristo— que aumentan su atractivo. Se alza sobre un amplio meandro del Ter a unos 300 m de altura, dentro de una finca privada en Salou. El acceso se puede hacer a pie o en bicicleta por el camino señalizado; no se puede salir de la pista ni acceder a zonas privadas.
Iglesia de San Miguel de Guardia
Documentada desde 1012, durante siglos fue una pequeña parroquia dependiente del monasterio de Sant Pere de Casserres, hecho que generó algunos conflictos. El edificio actual es el resultado de una reconstrucción total en 1786, sin vestigios visibles del templo antiguo. Hoy, a nivel canónico, depende de la parroquia de Sant Pere. Se encuentra en el barrio de el Vicenç y mantiene su uso litúrgico y su valor como hito histórico del municipio.
Yacimiento arqueológico de l'Esquerda
Sobre un acantilado que domina un meandro del Ter, l'Esquerda es un asentamiento ibérico y medieval con ocupaciones que se remontan a la Edad del Bronce Final (siglos VIII–VII a.C.) y llegan hasta la Edad Media. Se excava desde 1977, y el conjunto permite entender las fortificaciones, calles y talleres ibéricos, así como la iglesia, el cementerio, la plaza, el granero y las herrerías medievales. Ofrece visitas guiadas y teatralizadas que hacen viajar en el tiempo. Declarado Bien de Interés Nacional, fue elegido Monumento favorito de los catalanes 2019.
La Bandera, el bosque de Còdol
Es el punto más alto del municipio, coronado por una senyera izada en un gran mástil. Desde aquí se obtienen vistas magníficas de los bosques de Savassona, el pantano de Sau y Sant Pere de Casserres. La tradición popular organiza una caminata alrededor del 11 de septiembre para cambiar la bandera. A su alrededor se extienden los bosques que rodeaban la antigua colonia de Còdol Dret (1862–1964), hoy bajo las aguas del pantano, de la que aún pueden verse restos cuando el nivel baja. En la zona se encuentra el área de escalada “Comarca”, considerada una de las mejores zonas de bloque (boulder) de la Cataluña central.
Monasterio de Sant Pere de Casserres
El único monasterio benedictino de Osona y uno de los exponentes más excepcionales del románico catalán (siglo XI). Es el único monumento del país que conserva la estructura original de aquel siglo. Impulsado por la vizcondesa Ermetruit (que en el año 1006 adquirió los terrenos para erigirlo), el monasterio preside uno de los últimos meandros del Ter antes del pantano de Sau. La exposición permanente interpreta la vida monástica mediante recreaciones de salas, audiovisuales y leyendas. Las visitas guiadas permiten adentrarse en la cotidianidad de los monjes y en la historia de este lugar único.
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