Pessebre Vivent de l'Espluga de Francolí L'Espluga de Francolí
Las representaciones del Belén Viviente de la Espluga de Francolí son bianuales y se representan todos los años pares.
Un viaje en el tiempo, en el origen de Navidad
En L'Espluga de Francolí, uno de los pueblos catalanes que fue pionero, en 1964, en iniciarse en la representación de los pesebres vivientes, se representa actualmente un pesebre viviente estático —el único de las comarcas de Tarragona de este estilo— de carácter bienal, con rigor histórico y detalles cuidadosos.
Se trata de un recorrido inmersivo donde el visitante deja de ser espectador externo para integrarse en las escenas históricas, entrando en casas y calles de los antiguos núcleos medievales de Espluga Sobirana y Espluga Jussana, a los pies de lo que queda de el antiguo castillo, entre las rocas de conglomerado que forman grutas y cavidades (esplugues) en pleno casco urbano. Como si el tiempo se hubiera detenido, los figurantes permanecen congelados, como figuras de pesebre, persiguiendo un relato que nos transporta de entrada al Belén del primer siglo, en la noche de la Hannukká, la fiesta de la luz, cuando María y José buscan hospedaje con dificultad.
El visitante se adentra a través de un recorrido sensorial y emocional en la cocina y comedor del hostal, en las profundidades de la bodega y del corral, en el rescoldo del horno de pan y en las estrechas callejuelas que llevan al campamento romano, donde César Augusto ha convocado por edicto a los ciudadanos a inscribirse en el censo. Es en esta fría noche cuando unos pastores que velan el rebaño al raso, como marca la tradición hebrea de Sukkot, al final de las cosechas, durmiendo en cabañas de palma, se ven sorprendidos por una luz misteriosa. Las casas de Belén, los establos y los huertos se abren al visitante en las calles de la antigua villa templaria y hospitalera, donde durante la edad media cristianos y judíos convivieron con normalidad. Lejos de todo, en un establo adosado en una cueva, el visitante descubre una escena íntima y llena de amor, como nunca se ha visto el nacimiento de Jesús.
La segunda parte del recorrido, por las calles de l'Espluga de baix, recrea la vida en Nazaret días después del nacimiento del Mesías.
Las calles están llenas de menestrales y comerciantes de cerámica, lana y tejidos, carreteras y toneleros, forjadores y carpinteros, mientras las mujeres explican en el lavadero lo que han oído en mercado: ¡ha nacido el Salvador, que es el Mesías, el Señor! De lejos, llegan unos extraños viajeros, montados a camello, mientras en el templo, los rabinos y los orantes repasan en las escrituras la profecía de lo que está por venir.
Las entradas (con aforo limitado y sólo venta anticipada) incluyen descuentos por visitar los equipamientos museísticos de la zona y se ofrecen paquetes para grupos.
Experiencias
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