100 años del nacimiento de Conxita Grangé i Beleta

Este 2025 se cumple un siglo del nacimiento de Conxita Grangé i Beleta (Espui, 6 de agosto de 1925), también conocida como Conchita Ramos, una figura clave de la resistencia antifascista franco-catalana. El Memorial Democrático, creado por el Departamento de Justicia y Calidad Democrática de la Generalitat, lidera una conmemoración que conecta Pallars Jussà y el Alt Pirineu con Occitania y Baviera, escenarios de una vida marcada por la valentía, la fuga y la lucha por la libertad.
Niñez en el Pirineo y crecimiento entre dos repúblicas
Nacida en el pequeño pueblo de Espui, Conxita fue la quinta de ocho hermanos. Cuando tenía menos de dos años, la enfermedad de su madre la llevó a Toulouse, donde creció con sus tíos Jaume Beleta y Elvira Ibarz, y su prima Maria Castelló.
Con el estallido de la Guerra Civil en 1936, la familia, liderada por Jaume, regresó a Cataluña para apoyar a la República; Jaume se hizo cargo de aeródromos militares. Terminada la guerra, el regreso a Francia situó a Conxita en un cruce vital.
Con sólo 17 años, Conxita y sus familiares se unieron a los maquis, la resistencia francesa. Desarrollaron tareas de correo, mensajería, soporte logístico y facilitación de pasajes transfronterizos. La detención, el 24 de mayo de 1944, acabó con la tortura por la Milicia de Vichy y la actuación de la Gestapo en Foix y Tolosa.
Tren fantasma y camino hacia Ravensbrück
En julio de 1944, Conxita, su tía y su prima se embarcaron en el tristemente famoso “tren fantasma”, con unos 700 prisioneros, en un periplo desde el sur de Francia hacia el norte bajo bombardeos aliados y trampas de los maquis.
A lo largo de un trayecto de dos meses, llegaron finalmente al campo de concentración de Ravensbrück, exclusivo para mujeres, donde fueron víctimas de trabajos forzados, humillación y resistencia interior.
Supervivencia, fuga y regreso
Conxita sobrevivió a trabajos inhumanos: sabotaje a la producción militar, marchas forzadas y una fuga decisiva durante una “marcha de la muerte” que la llevó hasta tropas aliadas. La liberación llegó en abril de 1945, pero su voluntad de luchar no se agotó. Repatriada a Francia, se fijó definitivamente en Toulouse.
En 1946 se casó con Josep Ramos Bosch, un también veterano de la resistencia catalana, convirtiéndose en la Conchita Ramos que se ha mantenido viva en la memoria colectiva.
Premios con valor simbólico y combativo
La República Francesa la reconoció con nombres de peso: Legión de Honor (oficial), Medalla de la Resistencia, Comandante de la Orden Nacional del Mérito y la Cruz de Guerra 1939?1945. Tras la muerte de Neus Català en 2019, se convirtió en la última superviviente catalana de los campos nazis, vertiendo el último testimonio vivo del horror en Ravensbrück.
Memoria viva: transmisión a los jóvenes y homenaje público
Conxita dedicó sus últimos años a hablar delante de alumnos de secundaria y bachillerato, revitalizando la memoria de las mujeres deportadas. Sus relatos emocionan por los contrastes que conjugan horror y esperanza, valentía y resistencia moral.
El 26 de julio de 2019, el Memorial Democrático y el Ayuntamiento de la Torre de Capdella le dedicaron un homenaje poco antes de su muerte, el 27 de agosto de 2019, a los 94 años. Tolosa, el funeral el 4 de septiembre contó con la presencia de la Consejera de Justicia Ester Capella, posteriormente se inauguró una plaza con su nombre.