Un viaje al universo de los calçots
La calçotada es una de las fiestas gastronómicas más populares y significativas de Cataluña con más de un siglo de vida. Tiene su razón de ser en el calçot, una variedad de cebolla blanca, dulce y alargada que se come asada a la brasa, con salsa salvitxada y acompañada de una parrillada de carne y un buen vino.
Desde femTurisme os proponemos una ruta gastronómica en Valls, el epicentro de los calçots, así como a otras poblaciones cercanas: Masmolets(Valls), Fontscaldes (Valls), Alcover o Montblanc donde también podréis saborear una magnífica calçotada. ¿No se os hace ya la boca agua?
Valls, capital dels calçots i del "fet casteller"
Valls, capital de la comarca tarraconense del Alt Camp, es el lugar de orígen de los calçots. Dicen los entendidos que esta comarca y su área de influencia geográfica es donde mejor saben. Debe ser cierto porque desde 1995 la producción de calçots del Alt Camp, así como la del Baix Camp, el Tarragonés y el Baix Penedés, cuenta con denominación de calidad propia. Para acogerse a la misma los calçots deben medir entre 15 y 25 centímetros de largo y tener un diámetro entre 1,7 y 2,5 centímetros.
Esta ruta gastronómica tiene su epicentro en Valls, donde el último domingo del mes de enero se inaugura la temporada de calçots con la "Gran Fiesta de la Calçotada", que se celebra desde 1982.
Valls es una ciudad que concentra la midad de la población del Alt Camp y que conserva en muy buen estado gran parte de su importante pasado medieval. De esta época son los conventos de San Francisco (hoy día, un hospital), de los capuchinos (en la actualidad Casa de la Caridad) y del Carmen. También podéis visitar monumentos de épocas posteriores, como la iglesia arciprestal de San Juan, de estilo gótico con fachada renacentista, o la capilla del Roser. Esta última cuenta con importantes paneles de cerámica vidriada del siglo XVII. Además, no os podéis perder las plazas porticadas del Blat y del Oli.
A Valls se la considera lugar de origen de los calçots porque, según la leyenda, a finales del siglo XIX un agricultor de esta ciudad (Xat de Benaiges) fue el primero que los empezó a cocer en las brasas de un fuego y quien ideó una salsa de romesco muy parecida a las de nuestros días (en Valls la salvitxada).
Durante los primeros años del siglo XX, y de forma progresiva, los calçots se convirtieron en la comida habitual de muchas familias para los días festivos, pero fue sobre todo a partir de la década de los 60 cuando empezó a popularizarse su consumo. Esto fue así gracias a la acción de muchos restauradores que vieron en la calçotada un negocio muy atractivo.
El toque de gracia lo dieron las agencias de viajes al incluir la calçotada en los itinerarios turísticos de la zona. De esta forma un plato bastante humilde ha pasado a formar parte de la tradición más viva de Cataluña y se ha extendido a otras zonas del país, donde también se producen y consumen calçots.
El último domingo de enero se celebra la "Gran Fiesta de la Calçotada", una jornada festiva gastronómica que sirve para inaugurar la temporada y de paso, promocionar los calçots. Cuenta con un variado programa de concursos y degustaciones populares que atrae cada vez a más personas interesadas en vivir una calçotada al estilo más tradicional.
Además de por los calçots, Valls es conocida por ser la cuna y punto de referencia de las "colles castelleres" de todo el país. La ciudad cuenta con dos, la Colla Vella dels Xiquets de Valls (documentada en el siglo XIX) y la Colla Joves dels Xiquets de Valls, fundada en 1971.
Visita a Alcover
Desde Valls y a siete kilómetros por la carretera C-37 podemos acercarnos al municipio de Alcover, situado a orillas del rio Glorieta. En esta antigua ciudad amurallada podemos visitar la iglesia Vella o de la Puríssima Sang, de estilo románico y conocida popularmente como "la Mezquita".
Montblanc, ciudad medieval
Si regresáis a Valls y os apetece visitar la ciudad medieval de Montblanc (Conca de Barberà) podéis coger la carretera N-240, que os permitirá pasar primero por los pueblos de Masmolets y Fontscaldes, agregados a Valls. Se trata de dos pueblos muy antiguos, de hecho, cerca de Fontscaldes, se realizaron unas excavaciones que permitieron encontrar uno de los mejores conjuntos de cerámica pintada ibérica de Cataluña.
Finalmente llegaréis a Montblanc, la capital de la comarca de la Conca de Barberà, una maravillosa ciudad que fue centro de un ducado medieval cuyo casco antiguo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1948.
Cuenta con una muralla de más de 1.500 metros lo que la convierte en la obra militar más importante de la Cataluña medieval. Como curiosidad comentaros que, según la leyenda, la lucha entre Sant Jorge y el dragón tuvo lugar justo delante de estas murallas.
Además de las murallas, en Montblanc debéis visitar la iglesia de San Francisco, del siglo XIII, de estilo gótico catalán, el puente románico y la iglesia de Santa María la Mayor, del siglo XIV.
Visita a Nulles, Bràfim, Montferri y Salomó
Si aún deseáis alargar un poco más la ruta, desde Valls, os recomendamos visitar tres pequeños pueblos de la comarca del Alt Camp y uno del Tarragonès, para ello al salir de Valls debéis coger la carretera TV-235 y llegaréis a Nulles, un pequeño pueblo donde podréis visitar la Cooperativa Agrícola de Sant Isidre, de estilo modernista noucentista, y catar un buen vino o un cava de la zona.
Saliendo de Nulles os podéis desviar a la izquierda para llegar a Bràfim, un pequeño municipio que se extiende a la derecha del rio Gaià, y donde encontraréis unos parajes preciosos cerca del Santuario de la Madre de Diós de Loreto. Salid de Bràfim tomando la carretera de Santes Creus y podéis hacer una parada en Montferri, un pueblo donde, además de la arquitectura medieval, está el precioso santuario modernista de la Virgen de Montserrat.
Por último coged dirección a Salomó, (comarca del Tarragonès) donde podréis visitar la iglesia de Santa María de Salomó, muy conocida ya que cada 3 de Mayo se celebra en su interior el Baile del Sant Crist, una representación muy popular de una leyenda medieval donde se narra la Invención de la Santa Cruz.
La calçotada ideal
Para degustar una calçotada "com cal", necesitáis unas buenas brasas, calçots de Valls, salsa romesco o salvitxada para acompañar, carne de cordero, pan, alioli y un buen vino. De postre, lo habitual es saborear una casera crema catalana.
Una vez cocidos, los calçots se presentan envueltos en papel y colocados sobre una teja. Esto se hace para que conserven mejor el calor. Seguramente los recibiréis ya con un babero puesto para evitar mancharos (algunos restaurantes ofrecen además guantes de plástico); llegados a este punto sólo os quedará mojarlos en un poco de salsa antes de degustarlos.
AVISO: Se comen con las manos. Aunque tradicionamente se hacía de pie, en la actualidad es más habitual comer los calçots sentados a la mesa, si puede ser con un buen grupo de amigos o acompañados de la familia. Suelen consumirse entre 25 y 30 calçots por persona, pero hay concursos en los que los ganadores llegan a ingerir hasta 300.
¿Cuál es la mejor época para comer calçots?
La temporada ideal para comerlos empieza oficialmente el último domingo del mes de enero, fecha en la que se celebra en Valls la "Gran Fiesta de la Calçotada", y se prolonga hasta principios de abril. No obstante, cada vez son más los que quieren probarlos y esto hace que desde noviembre ya puedan saborearse. Durante este periodo pueden llegar a consumirse más de cuatro millones de piezas.
¿Cómo llegar?
Para llegar a Valls desde Barcelona os recomendamos las siguientes opciones:
- En autocar: la compañía Hispano-Igualadina cubre la ruta en diversos horarios diarios.
Tel. 93 804 44 51 - En tren: RENFE cubre el trayecto pero no ofrece demasiada oferta.
www.renfe.es - En coche: Desde Barcelona podéis coger la AP-7 dirección Tarragona hasta la bifurcación con la AP-2; entonces podéis seguir por ésta hasta la salida 11 de Vilarodona/Valls.
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