La Sénia

La Sénia es una villa del Montsià situada junto al País Valenciano, atravesada por el río que le da nombre. Su topónimo proviene del árabe saniya (molino), evolucionado en azenia en la edad media. El río Sénia no sólo marca su límite administrativo con la Comunidad Valenciana, sino que es también una vía natural hacia Els Ports y un corredor ecológico importante.

Uno de los rasgos distintivos de la villa son las tradicionales carreras de caballos, celebradas desde hace más de un siglo durante la Fiesta Mayor. Esta afición se ha convertido en símbolo local y atrae a muchos visitantes.

La Guerra Civil dejó huella con la construcción de un aeródromo militar en 1937, hoy en día elemento de memoria histórica. También destaca el bosque de hayas de Els Ports, un ecosistema singular por su ubicación meridional y su entorno abrupto.

Históricamente, la Sénia fue repoblada en el siglo XIII, bajo el dominio de los Moragues y la Orden del Hospital, hecho que generó conflictos jurisdiccionales. Durante la Guerra Civil Catalana (1462) y la Guerra de los Segadores (1640), el pueblo tuvo un papel activo. Con el Decreto de Nueva Planta (1716), perdió libertades y privilegios.

En las guerras napoleónicas, fue ocupada por los franceses y se desarrolló la construcción naval. Posteriormente, las guerras carlistas también tuvieron impacto, especialmente con el asedio provocado por la ocupación del general Cabrera.

En el siglo XX, la villa se fue modernizando con la instalación de la electricidad, la fundación de la Banda Armónica (1904) y la apertura de escuelas públicas. El Centro Obrero jugó un papel destacado en la vida política y social hasta su cierre en 1938. Durante la posguerra, el macizo de Els Ports sirvió de refugio a grupos de maquis.

Lugares de interés

Río Sénia

El río Sénia nace en el macizo de Els Ports y es un río típicamente mediterráneo: de recorrido corto, caudal irregular y con fuertes estiajes. Desemboca en la zona conocida como “Sol-de-riu”, situada entre los municipios de Alcanar y Vinaròs.

Es uno de los elementos naturales más emblemáticos de la demarcación y actúa como nexo de unión entre Cataluña y la Comunidad Valenciana. Asimismo, ha sido un eje fundamental en la construcción de la historia socioeconómica de la población seniense y acoge un ecosistema de gran valor ambiental.

En su paso por el término municipal, el río transcurre rodeado por un frondoso bosque de ribera y paisajes que invitan a ser descubiertos. Por este motivo, se han recuperado varios caminos y accesos que hoy forman parte de la red de itinerarios saludables del municipio.

Olivos Milenarios

El paisaje característico de la llanura de la Sénia está dominado por un inmenso mar de olivos. Este árbol, uno de los cultivos más antiguos y emblemáticos de la región mediterránea, es también el más representativo de nuestro término. Su gran adaptabilidad a las condiciones climáticas locales -con veranos largos y secos y una escasa pluviometría anual- hace que sea el cultivo por excelencia de la zona.

Gracias a una combinación de factores históricos y geográficos, el territorio que rodea el río Sénia -con más de 2.000 km² repartidos a ambos lados del río- alberga la mayor concentración de olivos milenarios del mundo.

Estos árboles monumentales, que resistieron el paso de los siglos, se consideran milenarios si superan los 3,5 metros de perímetro de tronco medido a 1,3 metros de altura. Hasta la fecha, ya se han catalogado cerca de 5.000 ejemplares.

Campo de Aviación de la Sénia

Durante la Guerra Civil Española, el Gobierno de la II República impulsó la construcción de varios aeródromos militares en Cataluña como respuesta al golpe de estado militar. Uno de estos fue el Campo de Aviación de la Sénia.

En abril de 1938, el aeródromo fue ocupado por el ejército franquista y se convirtió en una base de operaciones de la Legión Cóndor alemana, que lo utilizó hasta el final del conflicto.

Hoy en día, el espacio se conserva parcialmente y alberga un centro de interpretación situado en la antigua Casa de Mando, así como un refugio antiaéreo visitable. Uno de sus elementos más destacados es el Centro de Aviación Histórica de la Sénia, un museo singular que exhibe diversas piezas de aeronáutica de la época. Estas prendas, por su envergadura y estado de conservación, constituyen un patrimonio de gran interés y valor histórico.

Centro de Interpretación del Río Sénia - Molí la Vella

A lo largo del curso del río Sénia se conservan varios molinos antiguos, entre los que destaca el Molí la Vella, un edificio con más de 900 años de historia. La documentación más antigua data del siglo XIV, cuando funcionaba como molino harinero.

Con el paso del tiempo, también acogió una fábrica de papel y, más adelante, una fábrica de hielo, que se mantuvo en funcionamiento hasta la popularización de los frigoríficos domésticos en los años 70 del siglo XX.

Tras años de abandono, el edificio cayó en ruina. A finales de los años 80, el Ayuntamiento lo adquirió e inició su restauración. Actualmente, el Molí la Vella aloja el Centro de Interpretación del Río Sénia, un espacio dedicado a explicar cómo la interacción entre el medio natural y la actividad humana ha dado forma a un paisaje profundamente humanizado que, al mismo tiempo, conserva una gran riqueza ecológica propia de los ecosistemas de ribera.

Casco antiguo de la Sénia

El casco urbano más antiguo de la Sénia está situado estratégicamente cerca de los legajos -antiguos caminos ganaderos- que confluían junto al río Sénia y se adentraban hacia el macizo de Els Ports. Aunque la carta de población del municipio data del año 1232, en plena Edad Media, varios vestigios arqueológicos indican la presencia humana en la zona desde la prehistoria.

El emplazamiento original de la villa respondía a criterios defensivos. La población se estableció en un lugar naturalmente protegido por un risco abrupto junto al río, que encaja hasta casi 60 metros de profundidad. Esta configuración ofrece, todavía hoy, vistas espectaculares sobre el paisaje natural que rodea a la villa.

El casco antiguo conserva edificios y espacios con gran interés histórico y arquitectónico. Algunos de los más destacados son: la Font Vella, la Terrassa, la iglesia de Sant Bartomeu y su campanario, la casa Abadía, la casa del Rey Bonet, el horno de Raimundo, la antigua Casa de la Villa, el mirador de la calle Galileo, y los lavaderos de la Plaza y la Nòria, entre otros elementos patrimoniales que configuran.